El presente artículo tiene como finalidad refrescar algunos aportes teóricos realizados desde la primera semiología en torno a la relación entre los signos verbales e icónicos y, ponerlos en relación con los trabajos que, desde los estudios de la argumentación, se vienen efectuando en los últimos años, en la misma dirección.
Vivimos en sociedades en donde las manifestaciones textuales combinan recursos verbales y visuales de diferente orden pero siempre con una intensidad y potencia crecientes. Ello es lo que legitima el interés y las soluciones que se proponen para tratar estas temáticas. Las diferentes corrientes de estudio de la argumentación han dejado de lado esta realidad y han carecido de aportes significativos para desentrañar los
problemas que plantea la relación entre las imágenes y los textos verbales. En los últimos años hay una incipiente tendencia a tratar de resolver con las herramientas
teóricas propias estos fenómenos. La puesta en relación con los aportes provenientes de la semiología ponen de manifiesto, según nuestro punto de vista, que aún falta una franca sistematización que dé frutos efectivos para resolver los inconvenientes que plantean los textos visuales y verbales. Sin embargo, la intención de ampliar el espacio de análisis a los textos argumentativos visuales constituye un aporte incuestionable a un ámbito de estudio que viene creciendo sostenidamente.