A fuego lento es la segunda de las novelas que componen la Trilogía Argentina, especie de mural literario que retrata la vida del país y de sus gentes desde la época del presiedente Yrigoyen hasta nuestros días. Mario Paoletti ha logrado, sin embargo, que A fuego lento pueda leerse como una novela autónoma e independiente de las otras dos (Antes del diluvio y Mala junta), porque está construida en torno a una situación límite: dos semans de 1977 en la cárcel de Sierra Chica, durante la época más dura de la represión. Aunque obra de ficción, o quizás por ello, esta novela será de consulta imprescindible para quien quiera escribir la historia de aquellos años aciagos. A pesar de su tema, A fuego lento se beneficia del desenfadado estilo de su autor, que logra una magnífica recreación del infierno carcelario sin agobiar ni desesperar al lector. Es, también, la crónica de una victima que se niega al victimismo, la novela de una jugador de buena fe que acepta haber perdido y está dispueso a pagar el precio de la derrota, con la única condición de que ese pecio no incluya la humillación o la indignidad.